jueves, 1 de octubre de 2009

Benamahoma


Es un pueblecito en plena sierra de Grazalema, rodeado de montañas, de echo el pueblecito está situado en la ladera de una de esas montañas, con muchísima vegetación, entre ellas un arbolito que solo crece allí, este arbolito es el pinsapo, y los más maravilloso es el nacimiento de un río, el Majaceite.
Para llegar al pueblecito, que por cierto está bastante escondido, hay que armarse de mucha paciencia y precaución en el último tramo, ya que el ascenso entre las curvas muy cerradas, la escasa visibilidad y la calzada muy estrecha (caben dos coches muy justitos en algunos tramos), hacen de él un camino peligroso.
Una vez que llegas, lo primero que ves es una rotonda hecha de ladrillos visto con una fuente de jarras grandes de barro. A continuación tenemos el bar El Bujío, muy recomendable para cenar allí en las noches de verano ó primavera, ya que esta situado en la orilla del río y el techo esta cubierto con una enorme parra, lo que le da un frescor muy agradable,además tiene unos aliños fresquitos que están mmmm...
Este bar tiene la peculiaridad de que también alquila casitas en el pueblo, con lo cual es parada obligada si quereis pernoctar allí uno o varios días.
Una vez hecha la reserva (o no), nos encontramos con una cuesta que os aconsejo subir en coche ya que es bastante empinada y larga. Al final de esta cuesta infernal tenemos una fuente de la que siempre sale agua, este agua es la que viene directamente de la montaña, recomiendo beber un poco para hidratarnos y probar lo buena que está ¡¡¡no sabe a cloro!!!, una vez descansados y refrescados retomamos la subida.
Lo mejor es seguir hacia el centro del pueblo para ver la plaza, el bar donde se puede comer algo más que los aliños del Bujio (¡¡¡montadito de trucha!!! exquisito), disfrutar de sus casitas tan blancas, sus callejuelas y callejones con tantas raices árabes, de la placita de los limoneros (recientemente restaurada) y sobre todo de la señora de la tienda de comestibles que esta en la esquina de esa placita; si vais a comprar algo armaros de mucha paciencia, ya que es bien sabido que en los pueblo hay ausencia de prisa, pero ella tiene menos prisa que nadie, asi que disfrutareis mucho de su compañia.
Desde la plaza y la placita tenemos una hermosa vista de la montaña por la que hemos llegado a este idílico lugar por su tortuosa carretera, la cual continúa hasta Grazalema por estas bellísimas montañas.
Después de disfrutar de las vistas que nos ofrecen estos balcones a la naturaleza y el aire menos contaminado de la montaña, va siendo hora de bajar y descubrir donde nace el río que riega el valle de estas montañas.
El nacimiento del río no es muy espectacular, no tiene un salto ni una cascada, simplemente lo ves aparecer a ras de suelo desde la montaña y a su alrededor protegido con una valla, pero se puede apreciar como el filtro de arena y piedras hace que el agua aparezca de su escondite de miles de toneladas de roca y tierra cristalina y helada, para luego volver a desaparecer mediante un ingenio humano para reconducir el río hasta un antiguo molino y también hacia la piscifactoría, donde crían truchas.
alentados por la curiosidad de por donde volverá a aparecer el río, nos dirigimos hacia abajo para encontrarnos con nuestro siguiente destino, el antiguo molino, ahora es un museo llamado ecomuseo del agua. Podemos echar un vistazo ya que es gratis y muy pequeñito, luego descubrir como el río aparece entre las rocas del molino y hacia mover la rueda de moler de este.
Luego podemos caminar junto a la orilla del río hasta el bar el Bujío, disfrutando de la variedad de plantas que crecen allí, el aroma a menta cerca del molino y otro aroma que nos acompañará durante todo el sendero, el de las higueras. También disfrutaremos del frescor que surge de la humedad y la cantidad de sombra que nos rodea, creando así un clima estupendo para los meses más calurosos del año, lo que convierte este paseo en una gozada.
Si os duelen los pies de tanta cuesta y tanto camino recorrido, os aconsejo que metáis un ratito los pies en ese agua transparente y fresca, volveréis a sacarlos muy relajados y sobre todo fresquitos.
Las noches son muy tranquilas, lejos del mundanal ruido de los coches, motos, pitidos o gritos, solo el canto de algún grillo y el constante sonido del agua en la distancia ¡¡¡Bellísimo!!!
El amanecer viene acompañado del canto de algún que otro gallo que pululan por las diferentes parcelas, acompañado por pavos o gallinas que también merodean por allí y consiguen que te levantes temprano para comprar pan recién hecho y desayunar una autentica tostada con pan de pueblo.

Benamahoma, un lugar que me ha enamorado y ha conseguido que amara aún más mi querida naturaleza. Si tenéis la oportunidad de ir no la perdáis, seguro que no os decepcionará.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo tb he ido pero jomio cnd lo cuentas parece k yo he estado en otro lugar jajajaa yo me acuerdo de las cuestas y del calor, si bonito pero no se yo.... jajjajaja

Dante dijo...

Desde luego como lo cuentas dan ganas de ir allí a vivir jajaja. Tarde o temprano iré a echarle un vistazo a esa maravilla. Se te da bien narrar algo cuando te gusta jeje.

Sergio dijo...

Bueno, pues yo estuve, con Jose Mari, Celia y mi mujer. Es verdad todo lo que cuenta, pasamos muy buen fin de semana. La carretera para llegar no me pareció tan chunga como él la describe, pero será que yo estoy jarto de carretera jajaja.

Mención aparte está el único "pub" del pueblo, con una maquinita de videojuegos (el Tekken1 !!!!!!!!!!!!!).